El Camino de Santiago, con sus millones de peregrinos a lo largo de su historia, se convierte en una fuente de historias, emociones y descubrimientos personales. Cada paso dado en dirección a Santiago de Compostela te va sumergiendo en un viaje físico y espiritual.
En estas rutas ancestrales, las motivaciones para embarcarse en esta aventura son tan diversas como los propios caminantes. La nuestra será la búsqueda del arte. Iremos tras la caza de su historia arquitectónica, de los monasterios, castillos, santuarios, conventos e iglesias que la salpican. El Camino es un terreno fértil para los peregrinos con espíritu de historiadores del arte.
La mochila, cargada solo con lo esencial, se convierte en un símbolo tangible de desapego y simplicidad. El Camino te enseña a valorar lo que realmente es importante y a dejar atrás las cargas innecesarias que pesan en nuestras vidas. Paso a paso, el camino va dejando una huella imborrable en el espíritu del peregrino.