Llegada al hotel en Atenas. Tiempo libre para aclimatarse y caminar por las calles de esta ciudad milenaria.

Amanecemos con el sol brillando en todo su esplendor. Helios comienza temprano su recorrido por los cielos en los meses de verano. Ya se ha vuelto costumbre tomar café bajo la mirada del Partenón. Hoy nos dirigimos al Ágora, un lugar clave de la antigüedad. Aunque se traduce como "mercado", era mucho más: un sitio donde nacieron ideas como la democracia. Podríamos imaginar a Sócrates sosteniendo sus diálogos aquí. Caminamos por la Estoa de Átalo y visitamos el museo, cuya exhibición está centrada en la evolución de la democracia ateniense. Luego, nos dirigimos al noroeste del Ágora para admirar el Hefestión, uno de los templos mejor conservados. Hablamos de arquitectura clásica y mitología antes de partir hacia Delfos. 

Amanecemos en el centro del universo, a la falda del Monte Parnaso, morada de las musas. El mismo Zeus tomo las medidas del universo y encontró que el templo de Apolo en Delfos era "el ombligo" de la Tierra. Desde ahí comenzó a construirse el universo. Es fácil creerlo al ver el sol de la mañana reflejado en los picos Fedríades (‘las Resplandecientes.’), que son unas peñas altísimas que se llaman, respectivamente, la Flemboukos (la Flameante) y la Rhodini (la Roja) por los vivos reflejos que arranca de ellas el sol. Corre la vida por las venas y comienza el día en el Santuario de Delfos. Tomamos el camino sagrado, pasos dados entre ruinas, pedazos de mármol tallado, restos de columnas y elementos arquitectónicos, la mañana es limpia y la vista se pierde. Hablamos de la importancia de Delfos y de su oráculo en la antigüedad, intimamente hacemos una pregunta a la pitonisa, subimos al teatro y hablamos de Euripides, de Esquilo, de Aristófanes, comenzamos a pensar como los griegos. Visitamos el museo y nos maravillamos con la cantidad y la calidad de arte que podemos ver en un solo día. Salimos a Nefpaktos.

¡Buenos días desde Nafpaktos! Nafpaktos es una pequeña ciudad histórica y pintoresca en la costa al norte del golfo de Corinto. Quizás no conozcas Nafpaktos por su nombre en griego, pero sí lo vas a conocer por su nombre latino. Estamos hablando de Lepanto, la ciudad en la que se libró la batalla en la que Miguel de Cervantes Saavedra resultara herido, perdiendo la movilidad de su mano izquierda (de aquí recibió el apodo del "manco de Lepanto"). Una ciudad preciosa de callejones y callejuelas llenos de vida, restaurantes, terrazas con vista al mar, calles adoquinadas, arquitectura de sabor veneciano y edificios de dos pisos neoclásicos.

Después de un maravilloso día de descanso cruzamos el puente de Patras para adentrarnos en la península del Peloponeso. A escasas horas de carretera llegamos a Olimpia en la región de Elis. Al igual que Delfos, Olimpia también era un santuario panhelénico, y estaba dedicado a Zeus. Desde el 776 a.C. hasta el siglo cuarto de nuestra era, cada cuatro años los ojos del mundo helénico estaban puestos en este lugar. Aquí nacieron los juegos olímpicos que todavía celebramos cada cuatro años y el sitio arqueológico es de especial importancia en la historia del hombre. Visitaremos la tumba del cuasi-mítico rey Pélope quien celebrara las primeras competencias olímpicas y desde luego el estadio. Buen momento para probar nuestras habilidades atléticas 🏃‍♀️ y ver quien es el ganador. Aquel que cruce la meta primero se le pagará la cena y pediremos a Nike que coloqué sobre su cabeza una merecida corona de laurel. Visitaremos el precioso museo que alberga las esculturas y los artefactos que se han ido encontrando durante las excavaciones del sitio y hablaremos de las historias mitológicas asociadas a este legendario lugar. Después de una cena en grupo partiremos hacia Nafplio.

Nos despertamos con el sonido del mar en Náfplio. Pocos pueblos son tan encantadores en Grecia como este, en la región de Argólida. La ciudad toma su nombre de Náuplio, hijo de Poseidón y Amimone. Según Pausanias, aquí había una fuente llamada Canato, donde Hera se bañaba anualmente para renovar su virginidad. Aunque nunca se ha encontrado, nosotros nos enfocaremos en cosas más importantes: ¡el desayuno! Lo tomaremos en una de las hermosas plazas de esta ciudad. Un típico desayuno en Náfplio incluye pan fresco, quesos locales como feta o graviera, aceitunas, tomates, yogur griego con miel o frutas, acompañado de café griego o té de montaña.

Amaneceremos en Atenas. Tras el desayuno, nuestra siguiente parada será la marina de Alimos en el Pireo, donde embarcaremos en nuestros veleros y nos prepararemos para zarpar. Una vez instalados en nuestras respectivas cabinas, iniciaremos nuestra navegación rumbo al magnífico templo de Poseidón en Sunion, situado sobre el mar, muy cerca de Atenas. Allí, realizaremos libaciones y suplicaremos al poderoso dios de los mares, Poseidón, que nos conceda aguas tan tranquilas como un espejo, libres de cualquier oleaje que perturbe nuestro viaje. Una vez obtenida la bendición del benevolente Poseidón, pondremos rumbo a la isla de Egina, famosa rival de Atenas, una de las primeras potencias marítimas de la antigua Grecia, y primera capital de la Grecia Moderna, y reconocida por sus pistaches. Tendremos la tarde libre para caminar por esta hermosa isla, hacer compras para el velero y cenar. Pasaremos nuestra primera noche en el velero arrullados por el susurro de la voz de  Poseidon.